La Paz No Es Opcional
- KAVINDRA SERAPHIS

- 27 jul
- 2 Min. de lectura
Mensaje para el Alma
La mayoría afirma buscar la paz, pero pocos están dispuestos a enfrentar lo que la impide. La mente exige resultados, explicaciones y garantías. Pero la paz no responde a exigencias. Solo se revela cuando cesa la identificación con la carencia.
No se trata de hacer más, sino de dejar de sostener lo falso. La idea de que falta algo es el núcleo de la confusión. Mientras se mantenga activa, toda búsqueda será sufrimiento disfrazado de propósito.
La plenitud no se alcanza. Ya es. La conciencia primordial está aquí, intacta. Lo que duele es la resistencia a rendirse completamente a ella. La ilusión del ego no desaparece por comprenderla. Se disuelve al dejar de obedecerla.
El sufrimiento persiste porque hay apego a la idea de control. Se teme perder algo si se entrega. Pero lo único que se pierde es la ficción. Lo real permanece. La libertad no se negocia. Solo se asume.
Nada externo impide la realización. No es el mundo, ni el cuerpo, ni los demás. Es la fidelidad a los patrones de identidad lo que mantiene activa la separación. La defensa constante del yo crea la tensión que impide habitar la paz.
El deseo de mejorar, de llegar a “algo más”, es parte de la misma trampa. La mente espiritualizada es aún mente. Y mientras siga al mando, habrá conflicto. No importa cuán elevado parezca el objetivo.
Lo verdadero es inmediato. No necesita validación ni esfuerzo. La conciencia está antes del pensamiento, del deseo, de cualquier estado. No es una experiencia: es la base de todas.
Solo en el silencio interior puede reconocerse. Pero ese silencio no se alcanza. Se revela cuando cesa la reacción. La atención sin juicio permite que lo esencial emerja sin distorsión.
No se trata de cambiar el mundo ni las emociones. Se trata de no identificarse con ellas. La plenitud no depende de circunstancias. Solo exige presencia. Sin máscaras, sin narrativas, sin expectativas.
Cuando la paz es real, nada falta. No porque todo sea perfecto, sino porque ha cesado la exigencia interna. La necesidad de controlar, de aparentar, de obtener, se vuelve irrelevante.
Este es el punto de quiebre: cuando se comprende que nada externo resolverá lo interno. Entonces comienza la verdadera transformación. Silenciosa, progresiva, irreversible.
La conciencia despierta no necesita validación. Solo coherencia. Esa es la tarea: vivir desde la verdad esencial sin compromisos con el miedo o la complacencia.
Lo que usted busca ya está en usted. Lo único que lo oculta es la inercia de seguir creyendo que no es así. Romper esa inercia es su única responsabilidad.
No hay otro camino que la entrega completa. No hay otro tiempo que este instante. No hay otra verdad que la conciencia viva, silenciosa y libre.
Cese el esfuerzo. Permanezca presente. Y la paz revelará su rostro eterno.
Este ensayo está inspirado en mi obra espiritual Despertar de la Conciencia Absoluta, disponible en Amazon.




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