La Falsa Profundidad de la “Bondad sin Amor”
- KAVINDRA SERAPHIS
- 17 mar
- 3 Min. de lectura
Alguien con ínfulas de maestro y “experto” en sabiduría oriental ha dicho:
“Lo que buscas es la bondad, aunque aún no lo sepas. No es el amor.”
Sutras, asanas, yamas y niyamas, reglas abrahámicas y brahmánicas… No hay orígenes ni rastros.
¿Vendrá desde el Om, desde el Tao, desde el yin y el yang? Quizás… ¿La tienen los gurús, aquellos que disuelven la oscuridad de la ignorancia, que enseñan enseñanzas y guían como maestros? Ni los lamas, ni el Zen, ni las religiones la poseen. Ninguna la tiene.
Buscas la bondad, incluso en tu lucha con el ego. Buscas la bondad y no el amor. Estás en el camino, pero buscas donde no está. ¿En el amor? No está.
Estás en camino hacia la visión del Atman, hacia la bondad, el mayor poder de la galaxia. El manto te protege y ahora ya sabes lo que buscas. Lee las enseñanzas, ellas son tu maestra.
Ah, claro… dudas sobre cuál es la verdadera. Entonces, busca la palabra bondad.
La bondad es un algoritmo más complejo que el amor. Requiere una elaboración más profunda, más estudio, más observación, más meditación. Su comprensión es más difícil que la del amor, e indudablemente debe unirse a la acción.
Tú no puedes amar a toda la humanidad. Ahí el ego te engaña. Tú no puedes amar a la naturaleza. Ahí el ego te engaña. Pero sí puedes ser bondadoso con la humanidad y con la naturaleza. Y ahí no hay trampa. Porque solo eres bondadoso si las proteges.
¿Dónde está la verdad? En la bondad, en la protección. Estás en el camino. Ahora sabes qué buscas.
Reflexión
Decir que “lo que buscas es la bondad y no el amor” es una tontería disfrazada de profundidad, una falacia que solo engaña a quienes no comprenden la verdadera naturaleza de la realidad. Es una afirmación vacía que intenta separar lo inseparable, como si la luz pudiera existir sin iluminar o el agua sin mojar.
El amor no es una emoción efímera ni una construcción mental. No es un ideal abstracto ni un sentimiento pasajero. Es la esencia misma de la existencia, la realidad última de la que todo surge. La bondad, en cambio, no es una entidad independiente ni un principio superior. Es simplemente una expresión natural del amor en acción. Pensar que la bondad es “más compleja” o “más real” que el amor es un error de percepción, una distorsión creada por una mente atrapada en conceptos dualistas.
El Verdadero Engaño del Ego
Quienes rechazan el amor como principio fundamental suelen caer en la trampa del moralismo. La “bondad” que postulan no es genuina, sino una máscara del ego que busca validación a través de reglas, estructuras y discursos elaborados. Esta bondad artificial no surge de la comprensión directa de la verdad, sino de la necesidad de sentirse virtuoso, de creerse superior a quienes “siguen el amor”.
La verdadera trampa del ego no está en el amor, sino en la obsesión por estructurar la bondad como un ideal separado, como un “algoritmo complejo” que requiere esfuerzo intelectual y meditación para ser comprendido. Esto no es sabiduría, es solo un intento de disfrazar la confusión con palabras grandilocuentes.
La Simplicidad de la Verdad
Quien realmente comprende la naturaleza de la realidad no se pierde en falsos dilemas ni en argumentos rebuscados. La verdad es directa: el amor es lo único real. La bondad no es un fin en sí mismo, sino una manifestación de ese amor. No se trata de “buscar la bondad en lugar del amor”, sino de ver que no pueden existir separadas.
Todo lo que no surge del amor es artificio, ruido intelectual sin fundamento. Y quien pretenda negar esto con argumentos rebuscados solo demuestra que aún no ha visto la realidad tal como es.
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