El Cuerpo No Es un Estorbo
- KAVINDRA SERAPHIS

- 26 jul
- 2 Min. de lectura
Mensaje para el Alma
La falsa espiritualidad ha enseñado a muchos a despreciar el cuerpo. Se afirma que no importa, que es ilusión, que debe ser ignorado. Bajo ese pensamiento, el cuerpo se convierte en un obstáculo que hay que trascender. Pero esa idea, lejos de liberar, separa. Es una trampa más del ego espiritualizado.
El cuerpo no es el Ser, pero tampoco es enemigo del Ser. Es manifestación. Presencia encarnada. Negarlo es seguir fragmentando lo que es indivisible. El cuerpo no es el yo, pero tampoco es otro. Es función, no identidad. Y su presencia no limita la conciencia: la expresa.
Muchos buscan disociarse del cuerpo para alcanzar lo divino. Buscan un más allá, una cima imaginaria, un estado incorpóreo. Pero ese impulso viene del miedo. Miedo al dolor, al cambio, a la muerte. No es sabiduría, es huida. No es despertar, es evasión.
Quien desprecia el cuerpo, desprecia lo real. El sufrimiento no está en tener cuerpo, sino en creer que el cuerpo es yo. Y también en creer que no lo es. Ambas ideas son proyecciones del mismo error. La liberación no consiste en eliminar lo corporal, sino en ver que no hay división.
La conciencia no necesita negar nada. No necesita esconder el cuerpo ni exaltarlo. Solo reconocerlo como parte de lo que es. La espiritualidad que combate el cuerpo, combate la vida. Y donde hay lucha, hay ego.
La raíz del sufrimiento no está en el cuerpo. Está en la idea de controlarlo, dominarlo, purificarlo, trascenderlo. Es la obsesión con cambiar lo que simplemente es. El cuerpo no pide adoración ni desprecio. Solo ser habitado sin juicio.
El cuerpo no puede aprisionar a quien ya no se cree alguien. No puede limitar a quien ha visto que no es ni esto ni aquello. Pero mientras haya identificación con la imagen, el cuerpo será carga. Y mientras se niegue su realidad funcional, la evasión se disfraza de misticismo.
Todo deseo de escapar es ego. Toda negación es resistencia. Todo rechazo del cuerpo es miedo a ser. No hay iluminación en la evasión. No hay libertad en negar lo que aparece. Solo hay plenitud cuando cesa la necesidad de cambiar lo que nunca fue un problema.
La conciencia no está en contra del cuerpo. Tampoco a favor. No toma partido. Solo es. Y cuando eso se ve, ya no hay distancia entre lo que aparece y lo que es. Entonces el cuerpo no es un obstáculo, es claridad.
Cese la guerra interior. Lo real no necesita defensa.
Este ensayo está inspirado en mi obra espiritual Despertar de la Conciencia Absoluta, disponible en Amazon.




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