Cuando la Llama Habla con el Hielo
- KAVINDRA SERAPHIS

- 2 jun
- 3 Min. de lectura
MENSAJE PARA EL ALMA
En lo más profundo del ser humano, arde un fuego que no consume: la inteligencia de la unidad. Pero esta llama se disfraza de método, de religión, de ciencia, de arte, de historia, de lógica, de emoción… como si necesitara ropajes para ser reconocida. Y así, bajo miles de formas, la totalidad se fragmenta para jugar a olvidarse de sí misma. Sin embargo, incluso el olvido es parte del juego de la conciencia.
La verdad central es esta: toda forma, toda percepción, todo conocimiento, es una expresión del mismo fondo indivisible que lo hace posible. No hay muchas realidades, ni muchas verdades, ni muchas mentes. Hay solo una Realidad danzando en múltiples rostros, como el océano que se convierte en ola sin dejar de ser mar.
Esto no es un consuelo metafísico. Es una revolución perceptiva. Cuando usted contempla un número, una sinfonía, una lágrima, un átomo o una galaxia, no está ante hechos distintos. Está frente a variaciones de una sola melodía: la del Ser reconociéndose en infinitos lenguajes.
La filosofía llama a esto metafísica. La religión lo llama Dios. La ciencia lo llama energía. La poesía lo llama amor. Pero esas no son más que metáforas para lo indecible: una sola Conciencia que se ha multiplicado en apariencias para saborearse a sí misma.
Imagine una montaña reflejada en mil espejos. ¿Son mil montañas? ¿O una sola realidad vista desde infinitos ángulos? Así ocurre con los caminos del saber humano. Cada tradición, cada cultura, cada disciplina, ha creído ver lo verdadero desde su perspectiva limitada. Pero cuando el ojo interno se despierta, comprende: no hay nada que no sea una puerta hacia la totalidad.
Hasta el conflicto es sagrado. La tensión entre ciencia y espiritualidad, entre razón y misticismo, entre cuerpo y alma, no es un error del pensamiento: es parte del movimiento mismo de la unidad manifestándose como dualidad para poder ser contemplada. Todo lo que parece opuesto revela su afinidad cuando se mira desde lo que no tiene opuestos.
Y es aquí donde la mente comienza a disolverse en asombro.
Porque todo intento por clasificar, dividir o definir, se estrella contra una evidencia imposible de ignorar: usted no es un observador frente al mundo. Usted es el mundo observándose desde un punto de sí mismo.
El arte de vivir no consiste en elegir una forma y rechazar las otras, sino en reconocer que toda forma es transparencia de lo invisible. Y entonces, vivir ya no es moverse, sino revelarse. Ya no es buscar, sino recordar. Ya no es construir, sino permitir que lo eterno se exprese a través de lo temporal.
La flor que se abre en el desierto, el gesto de compasión en medio del ruido, la ecuación que revela un orden oculto en el caos, el silencio que nace cuando se comprende… todo, absolutamente todo, es la misma Realidad hablándose a sí misma en diferentes lenguas.
Así como el fuego puede adoptar la forma del sol, de la hoguera o de una chispa, la conciencia se disfraza de mil cosas sin dejar de ser una sola. Esa es la llama que nunca deja de arder, incluso en el hielo de la ignorancia. Esa es la llama que susurra detrás de toda experiencia: “No hay dos”.
Y es esta visión la que guía cada palabra de El Despertar del Ser Interior. Esta obra de Kavindra Seraphis no enseña una nueva creencia, sino que disuelve todas. No propone un nuevo camino, sino que revela que no hay distancia entre usted y la verdad. Lo que ha leído hasta ahora no es más que el umbral. El verdadero viaje comienza cuando el lector se convierte en presencia, y el texto, en espejo.
Si esta reflexión ha encendido algo en su interior, no la abandone aquí. El Despertar del Ser Interior es la continuación natural de este reconocimiento. Es un mapa sin caminos, una lámpara sin dueño, un llamado silencioso que solo puede ser escuchado desde el alma. Visite el enlace en AMAZON y descubra por sí mismo que no hay nada que alcanzar, porque ya es. Porque ya es. Porque ya es.




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